La protección social (PS) se centra en tres ideas fundamentales: garantías de bienestar básicas, aseguramientos frente a riesgos derivados del contexto o del ciclo de vida y moderación o reparación de daños sociales derivados de la materialización de problemas o riesgos sociales. De acuerdo con el concepto que se emplea en este libro, por lo tanto, la protección social está dirigida a responder no solo a los riesgos que enfrenta toda la población (por ejemplo, desempleo, discapacidad o vejez), sino también a problemas estructurales, como la pobreza y la desigualdad.
Teniendo en cuenta las ideas básicas de la PS, y eso aplicarlo a un mundo donde la división sexual de trabajo realizada por la sociedad y la cultura ha puesto a las mujeres a cargo del cuidado de los hijos y de las personas adultas, no solo en el trabajo en casa sin salario sino combinarlo con el trabajo ya sea formal e informal fuera de casa ha traído más que una liberación una mirada “normalizada” de esta situación.
El COVID–19 está causando un impacto económico negativo muy significativo derivado por esta crisis, que se va sumando a una coyuntura económica ya bastante desafiante para la región, en particular por la caída de las exportaciones, el turismo, la suspensión de los suministros, bajas a la inversión en conjunción con desplome del precio de los productos básicos, sobre todo para los países sudamericanos exportadores de materias primas y de las decisiones políticas económicas que fueron tomadas. Esto ya está repercutiendo directamente en la inseguridad alimentaria, estudios, sanidad, economía de las mujeres tanto de hombres están sujetas a despidos, pero al ser las mujeres quienes se encargan del cuidado de la familia esta pandemia es un desastre social, animico, económico y de violencia. Sin ir más lejos las mujeres como las trabajadoras del hogar son las primeras en ser enviadas a sus casas con o sin salario para evitar el contagio el COVID-19 esperando recibir algún subsidio del estado como respuesta de protección social paliativa.
Todo esto le costará a América Latina y el Caribe 3.1 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) regional. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que se puede producir una contracción del Producto Interno Bruto regional (PIB) de -1,8% que podría conducir a un aumento de la tasa de desempleo de hasta un 10%, pasando de 8.2% a alrededor de 18%. Esta contracción económica impactará en las tasas de pobreza pasando del 29.8% a 35.4% (de 185 millones actuales a aproximadamente 220 millones de personas) en tanto que la pobreza extrema saltará de 10.8% a 14.5% (de 67,4 millones a 90 millones de personas), de acuerdo con las proyecciones de la secretaria ejecutiva de la CEPAL4 . Esto significa que al finalizar 2020, la región habrá retrocedido en estos dos indicadores 13 años y 15 años respectivamente. Lo anterior significará un muy importante obstáculo en el rumbo al cumplimiento de la Agenda 2030.
Teniendo en cuenta el enfoque de genero si mas del 50 % son mujeres 110 millones de personas estarán en estado de pobreza extrema, de ellas un alto porcentaje mantienen solas sus hogares significando que esto afectara directamente a niños, niñas, adolescentes y adultos mayores.
La protección social tiene medidas de preparación de respuestas ante emergencias como estas, luego de tener una preparación previa y actualización de base de datos incluyendo el genero puede responder con las siguientes formas:
Como el impacto es diferente tanto para mujeres que como para hombres es importante que para dar respuesta de protección social incluyente de genero tener en cuenta estos aspectos tener según el informe de ONNU Mujeres:
Por Georgina Bruno – WSM Republica Dominicana
Foto ©Audrey Claeys
****
Seguir leyendo en el adjunto el breafing sobre el COVID sobre puntos que afecta a las mujeres el COVID-19 y las propuestas en las respuestas de seguridad.
- repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/38821/1/S1500279_es.pdf
- SICA. www.sisca.int/
- briefingcoronavirusv1117032020.pdf